Hacia economías diversas y autónomas

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la Economía Social Transformadora y la nueva Edad Media de Joseba Gabilondo

Joseba Gabilondo1 plantea la necesidad de movilizar una nueva manera de pensar. Y para ello nos lleva a la Edad Media, distinguiendo dos momentos. El primero, el momento inicial bárbaro y diverso, que provocó la caída del Imperio Romano. El segundo, más tardío, protagonizado por un feudalismo aristocrático y elitista. El autor nos plantea que en la actualidad podemos contemplar simultáneamente las dos, lo que convierte a dicha época en una referencia histórica insoslayable. Y del mismo modo que las contemplamos las dos, en un futuro próximo se decidirá cuál de ambas se impondrá.

Hoy asistimos a la crisis de la pax americana imperial. A partir de 2008, el proceso puesto en marcha por la clase aristocrática global se agudizó y el Estado aceleró el proceso de abandono del proyecto nacional y se volvió una institución más especializada para el control y la disciplina de la población en favor de las élites aristocráticas. Este proceso hace que el principal conflicto que está surgiendo en esta “nueva Edad Media” sea “el estado de excepción neoliberal”. El Estado no se ha debilitado, no está en crisis, sino que se ha transformado y ha pasado de ser un Estado de bienestar a ser un Estado policial. De este modo ha convertido en “bárbaros” a cada vez más personas, pues cada vez aumenta la población que vive fuera de las garantías del Estado. Es el capital financiero y la nueva clase oligárquica asociada a él quien necesita esta nueva situación de excepción. El “soberano medieval” que representa Donald Trump se define por su intento de gobernar desde una alegalidad que supera a las instituciones del Estado. El nuevo soberano populista viene a representar el estado de excepción neoliberal.

Un estado de excepción neoliberal que Achile Mbembe denomina “necropolítica”. De ese modo, define los efectos que, al otro lado de la frontera de los Estados del Norte Global, produce el Estado postcolonial/imperialista en su política de matanza indiscriminada de poblaciones enteras. Así, el neo-extractivismo ha extendido la necropolítica, el orden necropolítico, en forma de masacre (África, Palestina, etc.) para continuar con el objetivo del capitalismo que no es otro que convertir la vida en capital, cosificando la vida misma en su valor y, por tanto, destruirla en última instancia.

Gabilondo, y por eso nos interesa tanto, propone “una salida al pensamiento de izquierda” al margen de la universalidad, pues ésta se convertirá siempre en el discurso de la aristocracia neofeudal global. Para este autor el capitalismo es una estructura económica que hemos de destruir a través de una política plural, no universal, que tenga en cuenta la historia de todas las particularidades producidas por la humanidad. La única universalidad positiva es la que viene de una especie de unión de las particularidades y de su reconocimiento mutuo. Es decir, que la universalidad en conjuga en futuro diverso. El capitalismo no es universal, no es inevitable y no es la última teleología humana. Se trata de un sistema que siempre llega tarde pues la actividad histórica humana es siempre anterior, por mucho que el capitalismo intente luego convertirla en plusvalía.

A medida que el capitalismo se enfrenta a la crisis actual, plantea la posibilidad del surgimiento de “un nuevo orden bárbaro”. La cuestión es si ese nuevo orden será una “barbarie diferencial diversa de la particularidad y la singularidad”, o el imperio, también “bárbaro”, de una aristocracia que se impone de manera violenta al resto de la plebe global. Esta nueva Edad Media nos lleva al conflicto entre la nueva aristocracia y el pueblo bárbaro, sin que haya futuro cierto. Por un lado, podemos ir hacia una sociedad feudal y polarizada en la que es hegemónico el sujeto aristocrático; o, por el contrario, hacia una sociedad desigual y diferencial pero no polarizada de sujetos bárbaros sin universalidad. Para Gabilondo, las dos opciones están abiertas y podemos actuar e influir en ellas. Si todos los “bárbaros” destruyen el “imperio” europeo-estadounidense, tendremos la opción utópica de ir en otra dirección a la de la necropolítica y necroeconomía actual.

Este autor plantea la llegada de “estructuras políticas medievales previas a la modernidad, heterogéneas y más fraccionadas en su interacciones postsoberanas (…)” (Gabilondo, 2019: 32). Es ahí donde los bárbaros que tiene todo imperio se enfrentarán al poder opresor. Así, “la revolución minúscula y múltiple vendrá del terreno de los bárbaros excluidos por el capitalismo, y posteriormente incluidos como ‘bárbaros’”. (Gabilondo, 2019: 35). Por tanto, como “los bárbaros son mensajeros históricos de lo exterior, lo particular, lo concreto, y lo revolucionario con minúsculas, el reto consiste en pensar una ‘universalidad bárbara’”. “Si la revolución ha de llegar de universalizar todas las singularidades, esa revolución será una revolución bárbara cotidiana y múltiple: una revolución permanente de todas las diferencias bárbaras, una revolución heterogénea y diseminadora.” (Gabilondo 2019: 36)

De este modo, se trata de pensar una “política progresista post-apocalíptica medieval y bárbara”, donde el colapso del capitalismo como régimen económico global es posible y abre la posibilidad de que la nueva elite global y aristocrática que rige nuestra condición global sea derrocada. Cualquier política progresista debe partir de la posibilidad muy real de una condición muy medieval: la reconstrucción de una sociedad post-apocalíptica y post-capitalista bárbara.

En ese marco, entendemos una economía social transformadora como movimiento que forme parte de “la posibilidad de luchar e intervenir para crear, en el futuro, una universalidad que no esté basada en el imperialismo, partiendo, para ello, de la heterogeneidad de los bárbaros. La universalización de los bárbaros puede acarrear el final de los imperialismos y, por tanto, el final de toda universalidad. Quizá entonces tendríamos una democracia global bárbara, cuya estructura es imposible predecir, pero que acabaría con la opción de la universalidad, y daría comienzo a una verdadera democracia medieval -algo que todavía parece contradictorio e impensable para nosotros.” (Gabilondo, 2019: 228).

Desde nuestra perspectiva, la EST se debe enfrentar al proyecto de unificación, al discurso hegemónico de la aristocracia neofeudal global. La EST y el cooperativismo transformador se enmarcan dentro de esos proyectos sociales y económicos heterogéneos y diversos (bárbaros en palabras de Gabilondo), de esas formaciones de particularidades y sujetos locales que significan la posibilidad de desmantelar el capitalismo (Gabilondo, 2019: 23).

Como cierre en Etzi.pm, es pertinente identificar el cooperativismo transformador como herramienta y sujeto colectivo necesario para establecernos y actuar en esta nueva Edad Media. La Cooperativa como agente soberano territorializado ya existente, y las Repúblicas Cooperativas del futuro como nuevas Republicas Maritimas que nos guién en las aguas turbulentas que ya vislumbramos.2

Imagen: Matthias Gerung – Ottheinrich-Bibel, Bayerische Staatsbibliothek, Cgm 8010, Jabetza Publikoa

  1. Gabilondo, Joseba (2019): “Globalizaciones. La nueva Edad Media y el retorno de la diferencia.” Ed. Siglo XXI. ↩︎
  2. Repúblicas Marítimas – Wikipedia ↩︎

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